Hay cientos de guías de marketing disponibles en Google para todos aquellos que quieran saber qué factores tienen que tener en cuenta a la hora de contratar un influencer. Si te has leído alguna, sabrás que el abecé de estas contrataciones es que la persona en cuestión refleje algunos de los valores de tu marca, que esté en sintonía con tu público objetivo, etc.
Como pasa mucho en estos casos, aunque hayamos abrazado el término influencer hace poco, lo cierto es que tanto su figura como su utilización en publicidad no son ni mucho menos una cosa nueva.
Influencer (influenciador o influidor, como aconseja la RAE), es una persona que “ejerce predominio o fuerza moral sobre las demás”. O lo que es lo mismo, es una persona con la que empiezas a simpatizar por decir cosas que tú piensas y que nadie más dice o hace en público. Una persona que goza de mayor notoriedad que tú en cierto ámbito y que de alguna manera legitima tu visión de la vida y la defiende por ti.
El problema es cuando llega un punto en el que antes de verter tu opinión sobre algún tema, necesitas saber primero qué ha opinado tu influencer para no disentir con él, pero ese debate lo dejamos para otro rato.
CARMEN SEVILLA Y MATÍAS PRATS TAMBIÉN SON INFLUENCERS
Ligar la imagen de tu marca a la de una persona es algo que las empresas llevan haciendo desde tiempos inmemoriales. Si quieres llegar a un determinado tipo de público que está más pendiente de Carmen Sevilla que de tu marca, no supone ningún problema. Aprovechar el tirón de un famoso entre tu público objetivo es algo que ya hizo Phillips en 1965 con la entrañable cantante/actriz/presentadora.
Cuando operas en un sector que está irremediablemente cubierto por el velo de la desconfianza, como les ocurre a las compañías de seguros o a los bancos, la búsqueda de una persona que sirva como imagen para tu marca va más allá del fenómeno fan o del éxito profesional de la misma.
Necesitas a alguien que aporte algún valor a tu discurso, y no solo su cara bonita. Es lo que hace desde 2012 Línea Directa con Matías Prats, un prescriptor de primera para aportar credibilidad a un sector que carece de ella. Sed sinceros, ¿a quién sino íbamos a permitirle insistir tanto?
HAY DIFERENCIAS ENTRE MATÍAS PRATS Y ELRUBIUS
Efectivamente, aunque no lo creáis, hay muchas diferencias entre estas dos figuras. Aunque actualmente ambos tengan en común ser figuras populares con mucho tirón entre su público, pocos o ningún trapo sucio en su expediente y ser prescriptores de una marca, hay una diferencia abismal entre ambos: el porqué de su fama.
Matías se ha labrado su fama tras cientos de años (año arriba, año abajo) contándonos a los españoles las noticias del mundo aderezadas con sus míticos chascarrillos que no hacen daño a nadie. Es decir, se ha hecho popular ejerciendo una profesión que normalmente no viene de la mano del amor y el cariño de la gente.
ElRubius, por contra, es producto de otro tipo de público, de otro tipo de demanda y de otro escenario distinto. Se ha labrado su fama entre personas que probablemente no conozcan a Matías Prats, y lo ha hecho siendo él mismo, sin filtros. Que es el santo grial del porqué tienes que andarte con mucho ojo a la hora de contratar a uno de estos nuevos Social Famous (entiéndase como tal cualquier personaje público cuya fama ha nacido de Youtube, Twitter, Vine, Facebook, Snapchat y demás) para que vaya por ahí siendo adalid de tu marca.
Un personaje público que tiene una profesión y a la vez es tu prescriptor, mantiene la compostura y las formas más por lo primero que por lo segundo, qué duda cabe, pero tiene una reputación real, basada en unos principios, probablemente los mismos por los cuales le hayas elegido. Es más difícil que se salga del guión de lo políticamente correcto. Aunque no imposible, sino que le pregunten a Nike con Pacquiao o con Pistorius.
Sin embargo un Social Famous se ha hecho famoso (en la inmensa mayoría de los casos) siendo él mismo. Lo que incluye en el pack todo lo bueno (que es lo que tú quieres aprovechar para tu marca) y todo lo malo. El caso más reciente ha sido el de Nestlé y JPelirrojo, una breve relación que se rompió a raíz de unos tuits del youtuber, mostrando su conformidad con el fallecimiento del torero Víctor Barrio. En resumen, la relación se fraguó por la misma razón por la que se acabó: porque este chico dice y hace lo que quiere.
Queda claro pues que no existe el riesgo cero cuando se trata de confiar la imagen de tu marca a una persona externa a tu empresa, aunque hay maneras de minimizar el batacazo. Detrás de cada personaje público hay una persona, y acertar con la persona es más importante que acertar con el personaje.
Si no tenéis en mente incorporar en plantilla a una de esas abuelas que dice aquello de “a este le he calado yo desde el principio”, necesitáis una agencia que os ayude. Y no es por influenciaros pero, si estáis leyendo esto, estáis en el lugar adecuado.
VÍCTOR PERNAS SÁNCHEZ
Escribe, diseña, lleva las redes sociales, de vez en cuando dibuja, friega los platos y tuesta el pan siempre en su punto, ni muy negro ni muy blanco.
SI NO QUIERES ARRIESGAR A LA HORA DE ELEGIR UN PRESCRIPTOR, NOSOTROS PODEMOS AYUDARTE
😉 Gracias!
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