El San Valentín de las marcas dura todo el año

Se acerca San Valentín, un día que puede unir o desunir parejas a partes iguales. Si te va la filosofía antimaterialista probablemente le vayas a tu pareja con el rollo de “yo te quiero todos los días del año”, si eres aspirante a humorista te irá más lo de “¿que si te he comprado algo? ¿acaso te llamas Valentín?” y si eres amante de las sorpresas puede que acuerdes un ‘día sin regalos’ con tu media naranja para luego aparecer con un anillo que desnivele la balanza y te de algo sobre lo que trabajar los reproches el resto del año.

Aunque no hayas anunciado en Facebook que mantienes una relación con alguien, hay algo que probablemente no sepas y que queremos decirte desde Thankium: Estás enamorado.

Y no, no nos referimos a la única chica que se rió de tus indirectas picantes en Tinder , ni del soltero exigente al que quieres echarle el lazo en eDarling. Nos referimos a las marcas y tú, aunque creas que no, estás enamorado hasta las trancas de alguna.

En plena ebullición de las marcas blancas las firmas tradicionales han tirado la toalla en la batalla por el precio, y ya que consideran una quimera volver a conquistar tu bolsillo, no les queda otro remedio que ir a por tu corazón.

Las marcas tienen diferentes maneras de intentar seducirnos, que no distan mucho de las que usamos las personas para flirtear. A continuación analizaremos algunas maneras que tienen las marcas de convertirse en Lovemarks, que seguro que os van a resultar familiares.

– La comprometida: es el equivalente a aquellos que intentan entrarte con el rollito del medioambiente, salvar a las ballenas, encadenarse a las secuoyas y todo ese tipo de cosas que en las marcas equivalen a la RSC (Responsabilidad Social Corporativa). O lo que es lo mismo, “¡Eh! Sigue comprando ese champú barato si quieres, pero así no vas a salvar jamás a los osos polares”.

– La misteriosa: quiere llegar a ti haciéndose la interesante, como esa persona de la que te hablan un par de amigos de diferentes círculos. Esa marca que la primera vez que oyes no memorizas, pero cuando la vuelves a oír te quedas como “¿Qué pasa, que eso lo conoce todo el mundo menos yo? ¡Eso jamás!” sea lo que sea eso tienes que tenerlo antes de que lo conozca todo el mundo, no compras el producto, compras la posibilidad de decir que tú ya lo conocías antes.

– La promiscua: en el otro extremo está lo que algunos conocen como mainstream, pero que a la hora de la conquista se trata de simple y llana promiscuidad. Todos hablan de ello, todos lo tienen y tú no sabes como sentirte. Es esa persona que te gusta, te gusta muchísimo, pero ya ha coqueteado con todo tu grupo, pero es que TE GUSTA MUCHO, así que al final, claro está, acabas cayendo.

– La que va de guay: Es esa marca que sabe que eres adicto a ella, que te gusta lucirla, que harías cualquier cosa por tenerla. Es Danny Zuko, es Don Draper, va a seguir chuleándose, va a ir de creidilla, te va a subir el precio en múltiplos de 50€, sí, pero tú vas a seguir ahí, enganchado. Porque no se puede luchar contra el amor.

– La insegura: Tenéis una relación estable desde hace años, pero no se fía. No quiere que cualquier día vayas por ahí y te encandilen los precios por los suelos de la marca del fabricante, pero tampoco es celosa. Así que te viene cada dos por tres con ofertas en el mail, por sms, banners de todo tipo… todo para que no tengas ninguna tentación. Lo que pasa es que hay veces que nos agobiamos, y necesitamos espacio. Así que pedimos ‘un tiempo’. Fatídico.

Como veis, las marcas forman parte de la vida, así que es posible que formes parte de ese inmenso grupo de marcas tímidas que sale poco a la calle o que se queda en la silla en los bailes, esperando a que alguien las saque a la pista.

Si es así, más te vale ir desatándote y salir al mundo a enamorar a los demás. Si necesitas el empujoncito de un amigo, estás en el lugar adecuado. Benvenid@ a Thankium 😉

VÍCTOR PERNAS SÁNCHEZ

Escribe, diseña, lleva las redes sociales, de vez en cuando dibuja, friega los platos y tuesta el pan siempre en su punto, ni muy negro ni muy blanco.